Comprender el funcionamiento de una cisterna puede ser una tarea complicada para aquellos que no tienen experiencia en el manejo de instalaciones sanitarias, pero no hay que preocuparse. Conociendo las piezas clave para entender su funcionamiento, todo será mucho más sencillo.
Una cisterna está compuesta por varias piezas elementales, las cuales trabajan en conjunto para llevar a cabo un proceso básico: almacenar y distribuir agua en la vivienda. En primer lugar, encontramos el tanque de almacenamiento, que es el recipiente que guarda el agua previo a su uso.
Dando un paso más allá, nos encontramos con el flotador, que está diseñado para detener la entrada del agua en el tanque en el momento en que este ya ha alcanzado su nivel máximo. Por otro lado, la válvula de llenado es la encargada de abastecer de agua el tanque, dejando entrar el líquido de forma controlada y asegurando que siempre tenga el nivel necesario.
En caso de que se necesite cerrar el paso del agua a la cisterna, se encuentra la válvula de cierre, con la que se puede cortar el suministro sin necesidad de agotar el agua almacenada en el tanque. También existe el boya de control de nivel, que actúa como una especie de medidor para indicar el nivel de agua disponible en el tanque.
Por último, se encuentra la bomba de agua, que es la que permite distribuir el agua desde la cisterna hacia los diferentes puntos de consumo en la vivienda. Se trata de una pieza clave que se utiliza para aumentar la presión del agua y para garantizar que llegue a todas las partes de la casa.
En definitiva, estas son las piezas clave que conforman una cisterna básica y su correcto funcionamiento depende del óptimo desempeño de cada uno de estos componentes. Es importante tener en cuenta que, en caso de presentarse algún problema, es necesario efectuar una revisión periódica para asegurarnos de que las piezas estén en buen estado y funcionando correctamente.