El sifón es un mecanismo de conexión entre dos recipientes que tienen diferentes niveles de agua. Funciona por medio de la fuerza de gravedad y permite la transferencia de líquidos sin la necesidad de una bomba. Este dispositivo suele estar compuesto por un tubo en forma de U o de J que se llena con el líquido a transferir.
Para que el sifón funcione, el tubo debe tener una longitud suficiente y estar colocado en un ángulo que permita la entrada del líquido a un nivel más alto que la salida. En la superficie más alta se colocan dos válvulas o grifos, uno para la entrada del líquido y otro para la salida. Al abrir ambos grifos, el líquido fluye hacia abajo debido a la gravedad y la diferencia de presión ejercida. Cuando el líquido sale del tubo, se forma un vacío en la superficie más alta, lo que hace que la gravedad siga impulsando el agua hacia abajo, empujando el líquido hacia la superficie inferior.
El sifón se utiliza en diferentes aplicaciones, siendo una de las más comunes como sistema de drenaje en el hogar. También se emplea en la transferencia de líquidos de un tanque a otro en la industria química y alimentaria. Además, se utiliza en la sifonación de acuarios y en la alimentación de agua en peceras, en el riego de plantas en superficies verticales y en la deshidratación de líquidos en la cocina.