El entramado metálico es un sistema constructivo muy utilizado en la construcción de grandes estructuras, como edificios, puentes, torres de energía, entre otros. Este sistema se compone de elementos estructurales, como pilares, vigas, diagonales y otros elementos de conexión.
La función principal del entramado metálico es proporcionar resistencia y estabilidad a la estructura, soportando las cargas propias y las cargas externas. Para ello, se aprovecha la resistencia y rigidez del acero, que es uno de los materiales más utilizados en este tipo de construcciones.
Cada elemento del entramado metálico tiene una función específica, y todos trabajan en conjunto para crear una estructura sólida y estable. Las vigas, por ejemplo, son elementos horizontales que soportan la carga del techo o de los pisos superiores, mientras que los pilares son elementos verticales que transmiten las cargas al suelo.
Además, los elementos de conexión son fundamentales para la estabilidad de la estructura, y pueden ser soldados o atornillados, dependiendo del diseño y la función que se quiera dar a la estructura. Algunos elementos de conexión, como las diagonales y los arcos, son especialmente importantes para evitar los desplazamientos laterales y la torsión de la estructura.
En conclusión, el entramado metálico es un sistema constructivo muy eficiente y resistente, que permite construir estructuras de gran altura y complejidad, con un alto grado de precisión y seguridad. Con una planificación adecuada y la utilización de materiales de calidad, se pueden construir edificios y otras estructuras de gran valor arquitectónico y utilidad, utilizando esta técnica constructiva.