El carbono es un elemento fundamental para la purificación del agua en los filtros. Su proceso consiste en la eliminación de impurezas y sustancias tóxicas mediante la adsorción, que consiste en la adhesión de las moléculas con carga negativa a la superficie positiva del carbón.
La adsorción es un proceso efectivo debido a que la porosidad del carbón activado produce una gran cantidad de área de superficie disponible para la captación de los contaminantes presentes en el agua. Esta técnica es muy útil para la eliminación de cloro, pesticidas, herbicidas y otros componentes orgánicos e inorgánicos.
Es importante destacar que el carbón actúa de manera selectiva, es decir, que retiene solamente aquellos contaminantes que se ajustan a su superficie, lo que lo convierte en un medio seguro y efectivo para la purificación del agua.
El carbón activado es ampliamente utilizado en la industria del agua potable y en el tratamiento de aguas residuales, además de ser una buena opción para la purificación de agua de consumo doméstico. Es una solución económica y fácil de implementar, ya que basta con colocar el carbón en un filtro adecuado para la retención de impurezas y mejora la calidad del agua.
En conclusión, el uso del carbón en los filtros de agua es una excelente opción para la eliminación de los contaminantes presentes en el agua, mejorando notablemente su calidad y seguridad en el consumo humano. Su proceso de adsorción permite retener los componentes dañinos y su porosidad permite la captura de una amplia variedad de impurezas. Es un método seguro, efectivo y económico debido a su alta selectividad para la eliminación de contaminantes en el agua.