John Locke se refiere a la idea de sustancia como algo que no puede ser percibido directamente por los sentidos, sino que es una noción abstracta. Según Locke, la sustancia no es más que la idea que tenemos de un objeto que persiste a través del tiempo y que es responsable de nuestras percepciones.
Para Locke, la sustancia no es algo que pueda ser conocido por sí mismo, sino que solo podemos tener una idea de ella a través de nuestras percepciones. Él argumenta que nuestras ideas de sustancia provienen de nuestras experiencias sensoriales. Por ejemplo, vemos y tocamos un árbol y llegamos a la conclusión de que hay una sustancia que está presente en ese objeto. Sin embargo, Locke sostiene que no podemos conocer directamente esta sustancia, ya que solo podemos tener una idea de ella a través de las cualidades sensibles que atribuimos a ese objeto, como su forma, tamaño, color, etc.
En su obra "Ensayo sobre el entendimiento humano", Locke explica que nuestras ideas de sustancia se derivan de la observación de los cambios que percibimos en los objetos. Si un objeto tiene una serie de cualidades sensibles que cambian con el tiempo, aún así atribuimos la existencia de una sustancia que permanece constante a pesar de estos cambios. Según Locke, esta idea de sustancia es necesaria para poder entender y organizar nuestras experiencias sensoriales.
En resumen, Locke se refiere a la idea de sustancia como algo abstracto y no directamente perceptible. Él argumenta que nuestra idea de sustancia proviene de la observación de los cambios en los objetos y de las cualidades sensibles que atribuimos a ellos. Aunque no podemos conocer directamente la sustancia en sí misma, nuestra idea de ella es necesaria para comprender y dar sentido a nuestras experiencias sensoriales.